Distinguen al Bisbita Alpino de los otros bisbitas que crían en nuestro país, su gran tamaño, plumaje más grisáceo y patas pardo-oscuras, casi negras. En todas las estaciones deja oír un duro y típico grito, «fib», que a veces emite en una lenta serie.
Dos razas de esta especie se han aislado geográficamente, una de montaña (Bisbita Alpino) y la otra marítima (Bisbita Costero), que principalmente se distinguen por la coloración blanca o grisácea, respectivamente, de las rectrices externas.
Al borde del mar, el Costero se alimenta de pequeños crustáceos, insectos o pececillos.
El alpino, en cambio, se alimenta principalmente de insectos, que captura en las praderas de montaña y áreas desforestadas altas, que constituyen sus terrenos predilectos. Recorre esta baja vegetación caminando rápidamente. Sin embargo, muchas veces canta en época de cría desde algún árbol próximo o hilo telegráfico. Llegado el mal tiempo, realiza movimientos trashumantes que le desplazan a zonas bajas donde frecuenta puntos cercanos al agua dulce, complementando en este caso su alimentación con moluscos acuáticos.
Identificación:
Partes superiores pardo-grisáceas; más grande y más gris que los bisbitas pratenses o arbóreos; cola con rectrices externas blancas; patas pardo oscuro; sexos iguales.
Nidificación:
Construye nido de hierbas secas en acantilado o en tierra, en una cavidad, a menudo guarnecido por vegetación, e incluso en un talud o muro; puesta, abril-junio, de 4 a 5 huevos blanco sucio con marcas grises y pardas; incubación, sólo por la hembra, de unos 14 días; los pollos, cebados por ambos sexos, dejan el nido después de unos 16 días; normalmente dos crías.
Alimentación:
Insectos; pequeños crustáceos y moluscos; algunas semillas, restos vegetales y pececillos.
Hábitat:
Montañas y riscos.
En: pajaritos.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario