El parecido es consecuencia de la convergencia de formas, no de la filogenia. Los tallos de la retama loca son ramificados y erectos alcanzando hasta 1 m de altura, estriados y de color verde oscuro por completo. Llevan pocas hojas dispersas, pequeñas, de contorno estrechamente elíptico acabo en punta, algo coriáceas, sésiles y dejando una cicatriz aparente en la rama al caer.
Sus flores y frutos descubren que la retama loca no es una planta papilionácea. Las flores aparecen en primavera. Son unisexuadas, las masculinas en inflorescencias laterales y las femeninas solitarias, ambas con 3 tépalos soldados amarillos.
El fruto, una baya roja de 5-8 mm, madura en otoño.
La retama loca, igual que las demás especies de santaláceas, es una planta hemiparásita, capaz de absorber savia bruta de las raíces de plantas vecinas.
La retama loca vive en suelos algo húmedos. No es propia de ninguna comunidad vegetal extensa y bien establecida, sino más bien de las zonas de tránsito entre el encinar, el coscojar más húmedo, el zarzal y el bosque de ribera. Se la encuentra por tanto en estas interfases y márgenes, además de en los encinares claros o algo degradados y en las comunidades arbustivas húmedas.
Se le atribuyen propiedades medicinales como astringente y también se han usado para encender hornos y hacer escobas.
Tamaño máximo 2 metros.
En: ichn.iec.cat y waste.ideal.es
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