Hoy vamos a visitar el Pozo de los Aines; se trata de una
gran sima-dolina, que tiene su origen en el desgaste, por acción de las aguas
subterráneas, de la roca caliza, cuyo resultado fue el hundimiento de ésta
quedando un gran orificio en la superficie. Las dimensiones de esta
impresionante oquedad son considerables. Su diámetro es de veinte metros y su
profundidad algo superior, unos treinta metros.
En su interior hay una gran humedad y una temperatura
constante de 10 grados centígrados en todas las épocas del año. A causa de
esto, una generosa vegetación compuesta por musgos, hiedras, y toda clase de
plantas trepadoras tapizan las paredes del pozo. En el fondo hay una laguna de
aguas subterráneas, las mismas que provocaron el hundimiento del terreno. Estas
aguas están totalmente cubiertas por un manto de nenúfares que crecen
espontáneamente.
Destaca la presencia en este lugar un raro ejemplar de
helecho: Asplenium scolopendrium.
Hemos llegado a Grisel,
situada a 5 km al sur de Tarazona, y hemos aparcado en la calle de San Antón. Desde aquí daremos un sencillo y
cómodo paseo muy bien indicado que nos
llevará al olivar en cuyo centro se encuentra el Pozo de los Aines.
En total hemos recorrido poco más de kilómetro y medio en
esta pequeña ruta que además nos regala con un lugar agradable y apacible en
donde pasar un buen rato de tranquilidad.
En:
encantodelmoncayo.blogspot.com.es y caiaragon ..com
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