Estamos en la época en la que la Mantis hace acto de presencia con mayor profusión y , aprovechando que tuve la suerte de encontrarme con una pareja copulando, no pude por menos que intentar descubrir si la leyenda que siempre había oído referente a que la Mantis hembra devoraba al macho una vez acabada la cópula era cierta.
Así, armado con mi cámara y bastante paciencia me dediqué a esperar el momento final de la cópula y certificar con mis imágenes la certeza del mito(¿).
Mi gozo en un pozo: A pocos metros de la pareja de Mantis se encontraba el nido en construcción de unas avispas comunes, a las cuales no pareció agradar la presencia de la parejita y a la que atacaron con intención de expulsar.
Finalmente, tras varios ataques de las avispas, la pareja de Mantis se separó (el macho cayó al suelo) y cada individuo partió del lugar en una dirección opuesta; con lo cual , a pesar de que la situación había sido curiosa al menos, me quedé un tanto desilusionado al no haber podido ser testigo de un posible final que tanto esperaba plasmar con mi cámara.
(Nido de avispas .En la fotografía inferior podemos observar cómo las avispas obreras llevan materiales para su construcción)
Leo en el maravilloso blog de Faluke que en realidad la creencia de que la Mantis devora al macho ha estado basada en los experimentos realizados en cautividad a esta especie, pero que los realizados recientemente con individuos en libertad demuestran que sólo en muy contadas ocasiones sucede lo que la leyenda ha dado por común. Osea, que el hecho de devorar al macho se produce básicamente por una situación de hambre en una situación de cautividad, y muy raramente en libertad.
(La Mantis hembra es atacada, izquierda, y finalmente el macho cae al suelo,fotografía inferior)
Pero bueno!! Dónde están los dos rombos??
ResponderEliminarUn abrazo.
No sé que diga. En principio, es difícil que una mantis en cautividad pase hambre, a no ser que se sea un poco "rata" al suministrarle comida.
ResponderEliminarEl macho quizá esté "interesado en ser comido". La selección natural en principio podría favorecer el comportamiento de hembras que se comen al macho, ya que tras la cópula la posibilidad de encontrar comida en el propio macho, ofrecería el aporte energético necesario para que los huevos madurasen y se realizase la puesta. Los machos que "se sacrifiquen" favoreciendo la puesta con sus genes también se verán favorecidos por la selección natural.
La hembra que no se come al macho, está obligada a buscar más alimento, y el hecho de que el macho se quede por la zona y necesite alimentarse ofrece incluso competencia alimentaria. Pero no obstante son posibles ambos comportamientos ya que el hecho de que una hembra no devore al macho no supone necesariamente su eliminación... en cualquier caso, podían haberse ido las avispas a otro sitio.