Muy poca gente recuerda en Alcalá haber visto el río Huecha al paso por su localidad con un caudal tan grande de agua como el que estos últimos días se puede observar. Es por ello que decidimos aprovechar la circunstancia para realizar este paseo de unos 14 kilómetros de recorrido.
Bien es verdad que en el mapa se señalan 20,29 km, pero ello es debido a que está señalada la distancia entre la urbanización Villacumnbres y el puente de Alcalá sobre el Huecha (ida y vuelta) que nosotros realizamos en coche; y algunos metros de más que hicimos para poder encontrar un lugar por donde vadear el río, cosa muy difícil y que al final sólo conseguimos cruzándolo por un lugar en donde no cubriese demasiado (aún así, no pudimos evitar calarnos hasta por encima de los tobillos).
Comenzamos la andadura por el margen derecho del río hasta llegar al lugar donde se inicia el camino de ascenso (en el margen izquierdo) hacia Vera de Moncayo. Como ya hemos apuntado, no fue fácil dar con un lugar por donde cruzar el río y finalmente tuvimos que mojarnos para poder continuar nuestro paseo.
Una vez cruzado el río no hay pérdida posible ya que bastará con seguir recto el camino sin desviarse (apenas hay oportunidad de hacerlo) hasta, tras un prolongado descenso, llegar al antiguo lavadero de Vera de Moncayo.
El regreso lo hicimos por el cauce izquierdo, aunque esto no nos evitó tener que cruzar otra vez el río mojándonos con el agua helada del Huecha.
Es este un recorrido bastante sencillo y mucho más agradable durante estos días en los que en rumor del agua se hace compañero de ruta.
El ascenso hacia Vera es prolongado pero muy llevadero y nos ofrece unas interesantes vistas de los alrededores (Moncayo, Monasterio de Veruela, Trasmoz...)
Interesante observar cómo la primavera empieza a sentirse en estos parajes con la presencia de ejemplares botánicos curiosos como el Tartago Mayor (Euphorbia characias), o de una belleza singular, como el Narcissus assoanus (que este año está presente en gran abundancia en la zona).
El canto de las aves ayuda al rumor del agua a envolver el trayecto de una música agradable que nos ayudará a la relajación; a la abundancia de pinzones hay que sumar la de carboneros comunes, algún que otro herrerillo y gran cantidad de trigueros (entre otros).
En definitiva, un sencillo y agradable paseo muy recomendable aun en épocas del año en las cuales el río no esté tan caudaloso como ahora.
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