jueves, 8 de marzo de 2012
Prunus dulcis (Almendro) (Flor)
La flor del almendro ha sido tomada, por muchas culturas y algunas religiones, como un símbolo del renacimiento tanto material como espiritual. De hecho es la flor que nos anuncia el fin del invierno (en el plano espiritual, de la oscuridad).
Un mito griego nos narra como Fílide, princesa de Tracia, acudía diariamente a la costa en espera del barco en el que esperaba regresase su amado (Acamante) de la guerra de Troya. Tan dura y larga fue la espera que la princesa moriría de tristeza, siendo convertida en almendro por la diosa Atenea.
Al regresar el guerrero Acamante (al día siguiente de la muerte de su amada), sólo pudo acariciar aquel almendro que contenía el amor de Fílide; respondiendo éste floreciendo al instante, sin echar hojas.
La flor del almendro es de gran belleza y puede aparecer de forma aislada o formando grupos de dos a cuatro. Su tamaño es de entre tres y cinco centímetros de diámetro y su color es el blanco, aunque presentan ciertos matices rosados. Estas flores suelen aparecer muy pronto, incluso antes que las hojas, por lo que en muchas ocasiones el almendro comienza a florecer en invierno.
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